El poder de la palabra

Tristeza sentí hace unos días cuando en una institución, de la cual voy a omitir el nombre, me dijeron que no contemplaban la materia de Desarrollo de Habilidades Lingüística dentro de las carreras que ofrecen, debido a que, según ellos, son competencias con las cuales ya cuentan los alumnos.

Aunque no lo parezca, este es un problema que debe preocuparnos a todos porque, independiente a la carrera que escoja un alumno, siempre -repito, siempre- ocupará de la redacción de textos y para ello es fundamental que desarrollen sus habilidades lingüísticas.

Hablamos entonces de estudiantes de licenciatura que no han desarrollado sus competencias comunicativas, entendidas como la capacidad de usar el lenguaje apropiadamente en las diversas situaciones.

Al puro estilo del flautista de Hamelín, gracias a esas habilidades se tiene el poder de encantar con las palabras. No eres el flautista, claro está, pero tienes el poder de encantar a quien quieras con un solo instrumento que son las palabras.

Las palabras bien usadas son tan seductoras como las piezas más icónica de la música clásica. No te limitan a enunciar cosas, sino a conmover y transformar el texto más opaco en una obra de arte.

Tenemos entonces una gran desventaja en muchas profesiones que, por dar por hecho que un alumno debe traer sus competencias desarrolladas, no se le prestará atención a ese aspecto, aún sabiendo que carece de él. ¿A caso un arquitecto no necesita escribir proyectos? ¿Un ingeniero no necesita redactar informes?

Todos necesitamos de escribir bien y expresarnos con acierto, pues se debe saber en qué medida usar las palabras; la abundancia de términos y de conceptos, abruma; la carencia de vocabulario, empobrece un texto. Nunca los extremos.

Buzón de lectores

Así mismo o asimismo

“Hola, tengo una duda: quiero saber cómo se escribe, así mismo o asimismo. Gracias”

Así mismo, asimismo y a sí mismo. Tres usos diferentes. Las formas asimismo y así mismo se emplean sin distinción cuando su significado es “también” o “además”. Sin embargo, no debe confundirse el “a sí mismo” formado por la preposición “a” el pronombre reflexivo “sí” y el adjetivo “mismo”.

De acuerdo a la Fundación del Español Urgente, también se puede escribir así mismo si se usa como refuerzo “Lo hizo así (mismo)”

Priista o priísta

El término priista no lleva tilde debido a que, siguiendo las normas generales de la acentuación, es una palabra llana terminada en vocal. Además, la combinación “ii” se considera hiato y cada “i” forma parte de una sílaba distinta: pri-is-ta.

Lo explicamos así:

Hay tres tipos de hiatos:

  • Combinación de dos vocales iguales (por ejemplo, Saavedra: Sa-a-ve-dra);
  • Vocal abierta + vocal abierta distinta (teatro: te-a-tro);
  • Vocal abierta átona más vocal cerrada tónica o viceversa (aúllan: a-ú-llan).

Las dos reglas para acentos ortográficos de los hiatos son muy simples: La primera, los hiatos de los dos primeros (1 y 2) siguen las reglas generales de acentuación. La segunda, todas las palabras con hiatos del tercer tipo llevan tilde.

La palabra priista tiene un hiato (ii) del primer tipo (dos vocales iguales). En ese caso, por tanto, se sigue la regla general: las palabras graves o llanas -priista lo es- terminadas en vocal no se acentúan ortográficamente.

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