Vivimos estresados, escucho por todos lados. Pero, ¿realmente entendemos el concepto de “estrés”? ¿Somos sometidos a estrés o lo hacemos voluntariamente?
Me decidí a buscar la definición de estrés. Según esto, el estrés proviene del inglés stress que significa “tensión” y es una reacción del organismo, a manera de defensa, a ciertas situaciones que percibe como amenaza para sí mismo. Conforme vamos leyendo saldrán palabras clave para armar una definición más amplia, hasta ahora tenemos como palabras clave “tensión” “defensa” “amenaza”.
Bien, esta reacción del cuerpo, hacia ciertas amenazas, se manifiestan como inquietud y nerviosismo -otras dos palabras clave-. Tenemos entonces que “sufrimos de tensión como una forma de defensa a ciertas amenazas que nos hacen estar inquietos y nerviosos”. Así podríamos definir el estrés, en un sentido común para quienes no somos médicos. Lo curioso es que cuando decidí buscar ayuda en un diccionario médico, no encontré definición concreta. Sin embargo, encontré tres enfermedades derivadas del estrés: jaqueca, gastritis y estreñimiento. Todas dicen en su definición “puede producirse por, puede desencadenarse debido a…” y adivina que sigue: ESTRÉS.
El estrés es normal, hasta cierto punto. Nuestro organismo lo hace porque constantemente vivimos en situaciones donde la tensión sucede con regularidad. Sin embargo, regresando a las enfermedades anteriores, cuanto esta respuesta “natural” sucede en exceso, nuestro organismo desencadena enfermedades y anomalías que derivan en un mal funcionamiento de nuestro cuerpo; es donde colapsamos.
La ansiedad es una de las formas en las que manifestamos el estrés, pero ¿qué nos produce estrés? Vivimos en un mundo, para muchos, perfecto. Tenemos medicina avanzada, tecnología que nos ayuda a desarrollar mejor nuestra rutina diaria, una calidad de vida respetable (en algunos países, no todos) y sobre todo trabajo. Pues bien, estas son las cosas que nos producen estrés.
Nuestro modo de vida actual es el más idóneo para que nosotros desarrollemos estrés, por ende, el resto de enfermedades que acarrea consigo. Somos sociedades tecnodependientes, las más tecnodependientes de la historia. la gente está olvidando cuánta comunicación humana se desarrolla sin las máquinas. Y esto está derivando sin duda alguna en estrés, que a su vez trae otras enfermedades peores. Buscamos una razón para justificar el estrés sin pensar que esa razón es nuestra vida como la conocemos actualmente. Es inevitable cambiarlo, piensan muchos y luego se suicidan. Así sucede comúnmente en quienes no ven más allá de sus pequeños monitores. Pero, como en todo, hay una respuesta. Hay un cambio radical que deberíamos seguir para dejar de estar estresados.
El estrés, aunque no lo crean, se ha convertido en un virus que se transmite de diferentes formas. La primera de ella es por correo electrónico, escuché hoy en un programa de radio. Y es cierto, cada vez que revisamos nuestra bandeja de correo electrónico (del trabajo) vemos un número, sea 10, 100 o 200, y nos estresa. Solamente de pensar en lo que tenemos que hacer para que esos mails desaparezcan y el trabajo quede terminado nos provoca tensión. Sumémosle que tenemos deudas, que la quincena no ajusta para los quince días que tarda la otra en llegar y que tenemos una familia que exige atención, cuidados y diversión. ¿Qué priorizamos? Lo que nos produce estrés. ¿Qué olvidamos? La familia y la diversión. ¿Por qué? Yo sé la respuesta, porque somos estúpidos y nos gusta vivir estresados. Es sencillo y ahora seguramente lo estás negando con la cabeza o el pensamiento. Seguramente piensas, este imbécil tiene toda la razón pero me cuesta trabajo admitirlo. No te preocupes, a todos nos vuestra trabajo.
Además del correo electrónico, están las redes sociales y por su puesto nuestros dispositivos móviles. ¿Sabes cómo medir el estrés? El estrés es inversamente proporcional a la carga que le queda en las baterías de su dispositivos. Sí, cada vez que la carga de la batería en tus dispositivos se acerca al punto crítico -color rojo- comienzas a estresarte más, más y más. ¿Por qué? Porque ya no vas a poder ver los correos electrónicos que tanto te ponen tenso, porque ya no va a poder llamarte el cobrador de tu tarjeta de crédito para hacer más pesado tu día y porque quizás tu exesposa ya no podrá llamar para decirte que quiere más dinero de pensión. Las cosas que realmente te estresan son esas que quieres tener cada vez más presente y en tu bolsillo. Pareciera que te da cierta satisfacción orgásmica cada vez que tu celular vibra en tu bolsillo, cada vez que tu tablet tiene una notificación nueva en su pantalla o que una alarma de junta de trabajo o cita de ventas está en tu calendario electrónico.
No busques más excusas, no es el dinero, no es la renta, no son las tarjetas de crédito, es la tecnología que te tiene pendejo y que roba tu atención de las verdaderas cosas importantes. Si te preocupa tu tarjeta de crédito, ¿para qué compraste esa nueva tablet con tu crédito? Si no tienes dinero para pagar la renta, ¿por qué te gastaste el dinero en ese disque último concierto de la tercera reunión de tu banda favorita?
Bájale un poquito al estrés porque también afecta tus finanzas. Sí, el estrés es causante de tus más grandes adicciones: el alcohol y el cigarro. Saca cuentas y verás que lo que gastas en cajetillas de cigarro y botellas de vino o tequila, podría ajustar para que salieras airoso la quincena sin necesidad de terminar como mendigo, pidiendo un taco fiado en el puesto de la esquina. Todo es cíclico, ¿lo notas? A mayor estrés mayos gasto en cigarros y alcohol. Menos dinero para pagar deudas.
Si te das cuenta, el estrés no te hace adicto a hacer ejercicio o ayudar a las demás personas, acarrea cosas malas. O porque simplemente no dices “estoy estresado voy a chingarme un plato de verduras… ¡No! Vas y te chingas un cigarro y una margarita en un pinche bar carísimo para hacer más miserable tu vida porque no tienes dinero.
No hay una cura para el estrés porque no es un mal, hay una solución para bajar el nivel de estrés en el cual vivimos, y ahora sabes cuál es.
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