Comenzar a creer

¿Vivir siendo uno mismo? Esta es una pregunta que me han hecho casi todo el tiempo de manera anónima en una página cuyo lema es «Descubre lo que la gente quiere saber sobre ti.»

«¿Eres tú mismo o finges ser alguien más?”

Vivo siendo yo mismo. Si llamo la atención, es porque mi forma de ser es peculiar, tengo temas de conversación poco comunes, siempre trato de dar un punto de vista pensado y no impulsivo. Si me dijeran que resumiera mi vida en una sola palabra sería “creer”. A veces, me ha sucedido que dejo de creer en mí mismo y todo comienza a irse en picada; es como si el capitán – yo- diera un giro inesperado y mandara todo a la chingada, por la borda pues. Cuando veo que todo se va al fondo del mar si no hago nada, lo más inteligente que sé hacer es comenzar a creer en mí. Sacar el agua del barco y mantenerlo a flote hasta llegar a tierra firme.

Es creer o no creer en mí. Y eso es lo que voy a tratar de dejar ahora en ustedes. Comenzar a creer en cosas que los demás a veces nos trae cosas buenas. Símbolo de confianza y seguridad. Aunque a veces no crea en las cosas que hago me doy cuenta que es porque suelo ser muy perfeccionista, que no me satisfacen mis resultados. Pero cuando alguien más los ve, simplemente su expresión es “¡Wow!”. Ese es el valor que tenemos que tomar en cuenta, la opinión de los demás. La perfección que buscamos, muchas veces -si no es que la mayoría- no llegará porque somos demasiado exigentes.

Es bueno ser exigente con nuestros logros y desempeños, pero no al grado de imposible. Lo imposible se vuelve nuestro pan de cada día y es lo que comienza a hacernos creer que no podemos, después dejamos unir el barco y se vuelve un círculo vicioso del que no saldremos nunca. Ya lo comprobé. Deduje que entonces no hay que tomarle tanta seriedad al asunto, porque enferma; no hay que dejar en saco roto muchas cosas, porque repites errores, y no hay que copiar las metas de los demás, porque terminas dejando tu originalidad de lado.

¿Cuál es la fórmula? No existe. Una fórmula termina siendo la base para encontrar un resultado único y ese resultado único tiende a ser algo “perfecto”, sí entre comillas. Sí todos buscamos ese algo perfecto terminamos yendo por lo mismo y dejamos la originalidad de lado. No todos somos el número uno en la lista, hay un 2, 3, 4, y así sucesivamente. Esto no significa que los que están después sean mediocres o lo sigan. Simple y sencillamente que tienen su lugar y si eso les hace cómodo y satisface, está bien. A mí me satisface el lugar en el que estoy. Sé que no soy el número uno pero tampoco soy un 100. Soy optimista porque me quiero a mí mismo y porque me veo como alguien que está entre una multitud parando la mano con una idea original, con un concepto diferente a lo que dictamina las tendencias sociales.

Seguramente dirás “Sí, vale, te creo… pero te conozco y sé que no eres así”. Y sabes por qué no ves eso alguien más -dejando de lado que sea yo-. ¿Sabes por qué? Porque simple y sencillamente sólo tratas de ver sus logros como algo que tú no tienes. Y es correcto, no lo tienes, pero qué haz hecho para lograrlos -valga la redundancia-. Exacto, nada. Lo único que has hecho es envidiarlo. Si no te satisfacen los logros que tienes y quieres los que tiene alguien más, no luches por los que él tiene. Lucha por los que tu quieres. No es lo mismo la grandeza y la riqueza de tu mejor amigo a la que tu imaginas. Es un ejercicio sencillo: Piensa en un perro. ¿Listo? Bueno yo pensé en un Retriever y estoy seguro que no pensaste en ese perro sino en uno que a ti te gusta. ¡Exacto! Si es el que tu quieres por qué anhelas el mío. Creo que ya estás entendiendo.

Toma lápiz y papel para que hagas una lista de tus logros, tuyos de ti y no del vecino, de tu jefe o de tu hermano. Digo lápiz y papel porque se vale borrar, corregir… algo así como caer y levantarse. Tampoco pongas el listón muy alto. A veces eso nos desanima también.

Yo lo hice, pero compré una libreta enorme porque sé que son muchos los proyectos que quiero y tengo. La verdad aún me quedan muchas hojas blancas, pero es porque no quiero plasmar ideas que voy a dejar en espera. Prefiero cumplir uno a uno y tener la satisfacción de que dediqué el tiempo necesario sin presión porque venga oro proyecto.

Justo ahora, creí en un proyecto que tenía en la cabeza, lo escribí, apenas parece cumplirse. Poco a poco, pero parece cumplirse. Así sucede. Pese a toda la fuerza negativa que hubo sobre él, se cumplió. Hubo quien dijo que no sería posible. El primer paso ya se dio. Ahora hay que hacerlo crecer y que dé frutos. No malgastes tu cerebro en proyectos de alguien más, que ese esfuerzo sea para tu beneficio propio.

Publicado originalmente el 1 de abril de 2015 a las 8:51 PM

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