La receta del campeón

He escuchado tonterías tan disparatadas como «la fuente de la eterna juventud» y «10 pasos para superar los fracasos».

Primero, los fracasos no se superan, se aprende y se vive con ello. Los fracasos son caídas que marcan los triunfos del mañana, son la cárcel y la única forma de encontrar la libertad es concebirla como un concepto sencillo.

Segundo, nunca te has cuestionado por qué llamamos fracasos a las situaciones que luego llamamos experiencia. Si te quedas ahí sentado o tirado viendo cómo pasa la vida afuera de casa, del coche o de tu oficina, sin hacer nada para solucionar aquello que llamas fracaso, no hay porque llamarlo experiencia.

Sí. Fíjate bien, hay quienes dicen «aprendí la lección, no vuelvo a hacerlo» pero sigue ahí varados en la misma estación de tren. Apuesto a que has escuchado a novios decepcionados que día a día reciben abrazos y los escuchas hablar de la vida que soñaron junto a alguien más; son personas que arrastran los rencores a donde quiera que van, que no superan la realidad que no pudieron tener. Y eso dolerá si buscan otra realidad con otra persona.

Mientras el mundo gira, se quedan esperando que un navío llegue por ellos y los rescate de la isla solitaria en la que se encuentran, de esa playa lejana a la luz de la superación. Se aíslan del mundo, de la civilización, van a ciudades perdidas y así les llega el día menos pensado en la eternidad, deseando alguna vez haber hecho algo para cambiar.

Si no haces nada para cambiar no puedes llamar experiencia a esos fracasos. Sí, esos fracasos que te mantienen esclavizado a un pasado que no existe más, a un presente insípido ausente y a un futuro que no vendrá jamás.


Descubre más desde Palabras Prohibidas

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario

Soy Fernando Castillo

Welcome to Palabras Prohibidas!

This is my little corner in the vastness of the internet—a space where words come alive and turn into windows to the soul. Here, through lines and photographs, I share everything that moves me, inspires me, and makes me feel alive: the poetry hidden in the details, the music that resonates in silence, the stories that haunt us from the darkness of cinema, and the books that whisper in our ears during sleepless nights.

I hope you enjoy this journey filled with love, questions, and discovery.

Welcome aboard!

Let’s connect