Los demonios del transporte en Colima (Parte II): las rutas de los animales

Esta semana pasada, un joven -ajeno al problema que narraré- dedicó 12 minutos de su vida a denunciar un injusto trato de un chofer de transporte público colimense e intentar hacer justicia. No le importó perder tiempo y dinero -al llamar- con tal de externar su malestar.

 La queja que hizo por teléfono queda reducida a las siguientes palabras:

 “Sé que este no es el lugar, espero que la persona adecuada lea esto: Quiero reportar al conductor del camión número (económico) 205 que esta mañana, trayendo la ruta #1, se portó muy grosero con todos los pasajeros. Cuando una señorita hizo la parada el señor no se paró, la gente le gritó ‘¡Bajan!’, él paró la ruta en seco y se levantó de su asiento y con un tono grosero y gruñón se dirigió hacia atrás y se lanzó a la señorita a casi gritarle en la cara ‘¡Este es el puto timbre!’ (que por cierto ni servía). La señorita era de escasos 17 y como se apenó, casi queriendo llorar, se bajó. Esto pasó varias veces con varios pasajeros a la hora de bajarse”.

 Adjuntó el link de la llamada que hizo a Movilidad para denunciar el hecho. Por cierto, tuvo que explicar tres veces el problema porque hubo tres personas que se pasaron ‘la bolita’ para atender la queja.

Investigando me di cuenta que el chofer tiene nombre y apellido. Por cierto, gente que debiera supervisarlo, niega que él sea la persona en cuestión y además que tenga un sinfín de reportes. Aclaramos en este momento que no es nada personal lo que estas líneas expresan, es decir, no estamos tras la cabeza de nadie, sólo buscamos -todos los usuarios- que el servicio de transporte público en Colima mejore; que deje de parecer un camión de redilas que transportan ganado.

 Y no somos de palo, lo sé. También las personas que trabajan en el transporte público sienten y tienen familia. Sé que trabajan más de 12 horas y que no les permiten ir al baño o tener una hora para comer, pero, señores, ¿Saben de quién viven? De nosotros, de los usuarios y de los conductores. ¿Es mucho pedir condiciones dignas de trabajo para ellos? Te lo pregunto a ti que están sentado en tu escritorio respondiendo comentarios o tratando de no ver qué está pasando y que realmente está mal el servicio de transporte público de Colima. Taxistas que intentan plagiar a sus pasajeros, que a su vez se arrojan mientras el carro está en movimiento; taxistas que ‘pistean’ en horas de trabajo y otros que quieren demandar a los comunicadores por exponer lo que los usuarios demandan día a día. ¡Basta ya de hacernos pendejos! En lugar de andar manifestándose en contra de servicios como Uber o CityDrive deberían tratar de ofrecer un mejor servicio, mejorar un poco. No que traigan el aire acondicionado al cien o que se vistan de etiqueta, pero un uniforme y poco de amabilidad no le cae nada mal a nadie.

 “Cerdos, animales y pendejos”, sólo son algunos adjetivos con los que muchos usuarios se refieren a los choferes malos, que por su culpa, los buenos salen sobrando y son opacos a la sociedad. Simplemente, mi amigo Álvaro, chofer de toda la vida, buenísima persona, singular personaje radiofónico además, fue agredido en la noche mientras conducía su camión por una bola de vándalos que le arrojaron naranjas agrias a su camión y le dieron a el en el rostro. ¿Dónde quedó el respeto?

Quejarnos no nos convierte en el enemigo del sistema, nos convierte en pieza fundamental de la solución. Hace que quienes no quieran ver los problemas, se den cuenta de lo mal que están actuando y  que de verdad, echarse la bolita unos a otros no deja nada bueno. No se trata de decir quién hace mejor bien a la sociedad o si uno aporta más. El transporte no es regalado, sólo basta con preguntar a cada usuario cuántos días ha viajado gratis en un camión y se darán cuenta que no merecemos un servicio de la chingada porque lo estamos pagan y no lo pedimos como limosna.

Un primer paso, que veo con buenos ojos es que Gisela Méndez, secretaria de Movilidad, ya comenzó con la revisión vehicular de transporte público que tanto necesitábamos. Esperemos que con ello, situaciones como el sitio 2 del Nuñez, que intentó plagiar a una usuaria y quien decidió arrojarse del vehículo en movimiento, sean cosa del pasado para los usuarios de Colima. No somos malos ciudadanos y nos merecemos malos servicios.

 Para finalizar, una aclaración para quien la quiera tomar: No me escondo detrás de un micrófono o un teléfono, doy la cara porque no publico bajo un seudónimo lo que siento, pienso y veo que está mal en nuestro bello Colima.

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