El recuerdo irrumpe en la memoria como una oleada de agua fresca de mar. El pasado sigue aqui presente, vivo y latente, mientras hay una mirada perdida en la nada y exhala un suspiro suspendido al viento. El reloj sigiloso avanza al compás de las manecillas en una tarde del mes de agosto; la nostalgia florece repentina mientras su fulgor se desvanece en triste neblina, por todos lados multiples imágenes de antigua adolescencia, mientras tanto pasa el día y la noche se hace presente, todo acaba y el sueño vuelve a la realidad.
[Escrito por Sofía Haro]
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