La vida, en toda su complejidad, se asemeja al desafío de resolver un cubo de Rubik. En mis momentos de reflexión mientras manipulaba sus coloridas caras en mi escritorio, me di cuenta de que cada lado sin resolver del cubo representa un aspecto de nuestras vidas y cada cuadro coloreado simboliza los desafíos que enfrentamos.
Al principio, el cubo parece estar en orden, con todos los colores en su lugar. Pero, con el tiempo, ese orden se deshace en una maraña de combinaciones desconcertantes. Nuestra existencia se convierte en una carrera contrarreloj para restaurar el equilibrio, para alinear cada color en su sitio y encontrar la armonía en nuestras vidas.
En ocasiones, la vida parece ofrecernos soluciones lógicas que antes estaban fuera de nuestro alcance. Sin embargo, cada giro, cada movimiento nos acerca un poco más al logro. A pesar de las emociones que nos embargan, tanto positivas como destructivas, debemos resistir la tentación de abandonar el desafío en busca de atajos. Cada giro es parte del proceso para encontrar las soluciones perfectas en el momento perfecto.
Justo cuando creemos que estamos cerca de resolverlo, un giro mal calculado deshace todo nuestro progreso. En esos momentos de desesperación, es crucial recordar que cada desorden tiene su origen en un giro específico y que la perseverancia nos llevará a restaurar la armonía perdida.
La vida, al igual que un cubo de Rubik, está llena de patrones complejos, giros inesperados y una paleta de colores infinita. Aunque cada uno de nosotros enfrenta un pasado borroso, un presente lleno de incertidumbre y un futuro lleno de promesas, la clave está en seguir girando, en perseverar hasta que cada aspecto de nuestra vida encuentre su lugar.
En esa perseverancia radica la verdadera esencia de la vida: la capacidad de superar el caos y encontrar el orden dentro de nosotros mismos.
Nota al Pie: Esta columna es una reedición del texto original publicado el 10/06/2019. Se han realizado correcciones y ajustes en el lenguaje para mejorar la claridad y coherencia del mensaje. Sin embargo, el contenido y la temática general permanecen intactos.








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