Mundos lejanos

Mundos lejanos

Aún no has llegado y tengo mucho tiempo esperándote. Sigo atado a este mundo inhóspito. Todo o nada, es un juego que hay que jugar para ganar o perder. El que no arriesga no gana, dicen.  Solo polvo en mis ojos y el horizonte manchado de malos recuerdos, es lo que quiero dejar atrás. No huyo de los problemas, los olvido para jamás recordar lo que una vez me hizo llorar.

La vida es entendida ahora por mi mente, mi yo y súper yo, como un cristal que a veces se rompe y deja fragmentada la memoria. Jamás se recupera, pero decides en qué fragmento vivir. Hay que dejar de lado los demás fragmentos y olvidar ciertas cosas que una vez causaron emoción y que ahora causan desolación, dolor y rencor. No es negación a la realidad, simplemente se afronta con inteligencia y se bloquean los malos pensamientos.

De pronto me doy cuenta de que estoy escribiendo cosas que nacen y corren por mis venas, que alimentan mi ego – o tal vez no— pero que muchas personas las toman como ideas propias, crecen en su mente y plantan un sentimiento; despiertan una emoción o les dan una razón para tomar sus propias decisiones.

Ahora, me disuelvo por dentro. Se derrite como cera mi interior. El amor solo lastimó esa superficie encerara que ahora se va de mí. Un caparazón que hay que romper. Sí, un caparazón. Porque los caparazones se hacen fuertes, como el acero, y bloquean nuevas emociones que nuestra mente detecta como dañinas a nuestro estado de ánimo. Solo el amor se siente así, cicuta que te obligan a beber para demostrar fidelidad a un solo dios… ¡Señor, soy tan creyente tuyo que he decidido suicidarme para que mi alma se vaya al suicidio! ¡Sálvame, no sé si podré seguir con esto!

Y ese mundo inhóspito se convierte poco a poco en un lugar más alegre, salvaje y colorido conforme se va cerrando mi mente a la realidad inerte. Miro al espejo y todas esas cosas que hacían daño se derrumban. Es triste, lo sé, porque esas cosas se llaman tú… otra vez se llaman tú.

Siento que se desintegra poco a poco el dolor. Tú, yo y el otro que no era yo. Recuérdalo, era un café… nos fue bien esa vez, ¡Oh! Jamás te había visto reír tanto como esa vez. ¿Ya sé te olvidó? Pero bueno, el que no arriesga no gana. Ahora eres ausencia… la sombra que no logro pisar bajo mis pies, camino y siento que no te alejas, que sigues ahí. Es lo justo, solamente eres eso, una sombra más que no logro pisar, pero que no me importa porque sí puedo avanzar. Avanzo, paso a paso, lentamente. Buscando mundos lejanos, donde encuentre alguien especial para vivir. Alguien, no algo, porque el “alguien” es más importante que el “algo”. Yo buscaba un “alguien”, tú un “algo”, por eso fue tan dura nuestra combinación.

Decido entonces por pedazo de cristal roto, casi diminuto, en un mundo donde no cabes tú ahora, donde solo entro yo y nadie más que yo. Olvidaré ciertas cosas, esa es la cuestión. No más dolor, no más desolación ni rencor. Me reiré mientras respiro y trago esa emoción que tanto deseo. Aún no has llegado, pero sigo esperándote.


Descubre más desde Palabras Prohibidas

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario

Soy Fernando Castillo

Welcome to Palabras Prohibidas!

This is my little corner in the vastness of the internet—a space where words come alive and turn into windows to the soul. Here, through lines and photographs, I share everything that moves me, inspires me, and makes me feel alive: the poetry hidden in the details, the music that resonates in silence, the stories that haunt us from the darkness of cinema, and the books that whisper in our ears during sleepless nights.

I hope you enjoy this journey filled with love, questions, and discovery.

Welcome aboard!

Let’s connect