Las cosas simples son las más extraordinarias, por eso hay que compartirlas con las personas que nos rodean.
A la deriva con los sueños de la juventud
Sin poder detener el tiempo empieza a sucumbir la tarde ante mí, ante el horizonte y todo aquello se torna azul, de un azul oscuro tan delirante que parece el final de los tiempos.
Ver más allá de lo ordinario
Era un poco más tarde, lo supe porque comencé a ver el cielo cambiar de rojo a violeta y un tono más oscuro. Tal vez dormía aún o era el calor que me aletargaba pero al divisar el horizonte para ver el atardecer me percaté de los planetas que aparecían conforme se hacía más tarde.